La presión arterial alta, mejor conocida como hipertensión, es una condición en la cual la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes arteriales aumenta de forma inusitada y prolongada. Causando daños irreversibles a la salud.
En el embarazo, esta condición se denomina preeclampsia, o toxemia del embarazo, y puede afectar alrededor del 5 por ciento de las mujeres embarazadas.
Aunque no siempre se presentan los síntomas, la preeclampsia puede ser muy peligrosa para la madre y para el bebé. Por esta razón, el médico hará pruebas en la consulta prenatal, haciendo un monitoreo de la presión arterial, apoyándose con una prueba de laboratorio.
Además de ser hereditario, algunas condiciones como las afecciones renales e infecciones urinarias, pueden incrementar el riesgo a padecer esta condición. De igual modo, el estrés, el sedentarismo, y el consumo excesivo de grasas, pueden elevar los niveles de presión arterial.
La preclampsia se manifiesta con más frecuencia en el último trimestre del embarazo, aunque puede aparecer también durante el parto, e incluso después de las primeras semanas de dar a luz. Algunos de los síntomas más comunes es el edema en miembros inferiores (pies o piernas inflamadas).
Para conocer los niveles óptimos de la presión arterial, se emplean dispositivos como el tensiómetro, que nos aporta una lectura precisa. Una presión arterial normal, oscila entre los 120/80 mmHg. Caso contrario ocurre frente a un cuadro de preeclampsia, donde la presión arterial tiene una medición de 140/90mmHg o mayor. Es por esta razón, que la medición oportuna de la presión arterial pone al salvo tu vida y la del bebé.
Afortunadamente puede ser detectada fácilmente y, una vez diagnosticada, logra ser controlada, gracias a las orientaciones del médico especialista, que en algunas circunstancias, puede indicar algún tratamiento farmacológico.
Durante el embarazo al consultar frecuente al médico, realizar cambios a un estilo de vida saludable (practicar alguna rutina de actividad física, disminuir la ingesta de alimentos con sal), es posible prevenir la preeclampsia, y garantizar la salud del bebé en el vientre materno.